El Queso

Son pocos los alimentos que consiguen conciliar dos importantes factores: el lado gastronómico y la riqueza nutritiva… ¡y el queso es uno de ellos!

Fresco o curado, sus momentos de consumo son variados y la elección es tuya, dependiendo de lo que más te guste. Es común utilizarlo como postre, pero constituye también un excelente entrante. ¡Puede incluso ser un desayuno o una merienda!

A composição do queijo varia de acordo com o tipo de leite utilizado. No eLa composición del queso varía de acuerdo con el tipo de leche utilizado. No obstante, en la mayoría de los casos los componen una cantidad relevante de proteínas, minerales y vitaminas.

  • Las proteínas encontradas en el queso tienen un alto valor biológico y son muy digestibles, es decir, son absorbidas casi en su totalidad por nuestro organismo.
  • Uno de los minerales más presentes en el queso es el calcio, con beneficios reconocidos en la formación de dientes, huesos y cartílagos, siendo por eso un alimento importante durante la infancia y adolescencia. El calcio desempeña también un papel fundamental en la prevención de la Osteoporosis.

¿SABES POR QUÉ DEBES CONSUMIR QUESO FRESCO?

El Queso Fresco es uno de los ingredientes más comunes de la dieta mediterránea y, por consiguiente, es habitual en la mesa de los portugueses.

Queijos Santiago identifica cinco beneficios asociados al consumo de queso fresco:
– Fuente de calcio y fósforo, que ayuda a formar huesos, uñas y dientes. Es, de esa forma, un alimento que nos fortalece, al mismo tiempo que posee elevada densidad nutricional.
– Bajo índice de gordura y calorías, esencial en las dietas para perder peso y dietas equilibradas.
– Fuente de zinc que promueve el equilibrio hormonal, alimento ideal para comer a lo largo del día y, en especial, ideal como comida ligera antes de acostarse.
– Sus nutrientes son más fácilmente absorbidos que los de la leche, gracias al proceso de fermentación por el que pasan, contribuyendo para la salud de los más pequeños y mayores.
– Si eres deportista, querrás incluir el queso fresco en tu día a día. Sus proteínas de absorción lenta le permiten al organismo recuperarse del esfuerzo físico con más facilidad y contraer los músculos de manera adecuada.

Curiosidades

Consejos de Almacenamiento

Se debe conservar el queso en la nevera, envuelto en papel vegetal o film transparente, de forma a evitar que absorba otros sabores. Después de envolverlo debe guardarse en una caja con tapa. Es importante ir cambiando el material que lo envuelve el para que se mantengan sus propiedades.

No se recomienda congelar el queso, una vez que este proceso altera su textura, sabor y aroma.

A veces hay que retirar el queso de la nevera entre 10 a 30 minutos antes de servirlo para hacer sobresalir sus características (por ejemplo, color, aroma, consistencia). Por otro lado, el queso fresco se debe consumir de inmediato.

Tabla de Quesos

Una tabla de quesos, para ser atractiva, deberá respetar la diversidad en lo que trata a sabor, textura, forma y color de los quesos seleccionados. Por eso, opta por una variedad de texturas y sabores, con quesos de consistencias duras, semiduras o blandas y con cortezas de colores diversos. Elige, en total, entre tres a siete tipos de queso.

Organiza los quesos, colocándolos por orden (dejando un espacio entre ellos para permitir el corte), del más suave al más fuerte, incentivando una degustación que estimule los sentidos.
Pueden presentarse los quesos en una tabla o plato de madera, pizarra o granito, materiales que no influyan en el aroma ni en el sabor del queso. Además, se deben presentar fuera de su envase y debidamente cortados.

Es muy importante la presencia del pan casero en una tabla de quesos. Además del pan de trigo casero, se puede optar por el pan de centeno, pan de pasas, pan con semillas o pan con hierbas aromáticas. En una versión más contemporánea, se puede añadir tostadas finas o galletas de agua y sal, siendo posible combinarlo también con mermeladas, compotas y membrillo, almendras, nueces o avellanas, que son clásicos en las tablas de queso, confiriéndoles textura y finura.

Quesos y Vinos

Ya es antigua la conexión entre el queso y el vino, una combinación que tiene como único objetivo engrandecer y mejorar el sabor del queso, cuando surge asociado al vino. El secreto está en conseguir el equilibrio entre el sabor de los dos. Dejamos aquí algunas sugerencias:

Un vino tinto estructurado va bien con quesos curados de curación prolongada, como el Serramonte o Três Igrejas. Si el queso tiene una curación de menos tiempo, como el Regional o Atabafados, se puede optar por un tinto más ligero.

Los quesos de cabra están en sintonía con vinos blancos ligeros con características frutales y refrescantes o, en el caso de los quesos de consistencia más blanda, con espumante, sobre todo Champagne.

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